El problema de Maxïmo Park se encuentra
en su propio techo, establecido ya con la aparición de “A Certain trigger”, un
debut de altura cuyas cualidades ni de lejos han logrado alcanzar
posteriormente. Lo que en 2005 era frescura y desparpajo pop con urgencia rock
se convirtió en una suerte de rock denso y falto de gancho. Si en “Our Earthly
Pleasures” (2007) todavía encontrábamos dianas como “Our velocity”, el
posterior “Quicken the heart” relevaba aún más ese frescor de antaño por un
cancionero más espeso y plano que hacía temer lo peor. “The national health”
supone cierta remontada, recordando en algún momento lo que fueron a mediados
de la pasada década. Tal vez no alcanza de pleno esas cotas, pero sí gana
holgadamente el pulso a su hermano de 2009. El primer tercio del disco parece
inspirado, vivo. Ahí destaca “Hips and Lips”, una de las principales razones
para darles un voto de confianza a estas alturas de la película. La cara b del
disco comparte aciertos y relleno por igual. Si “Banlieue” los muestra despiertos,
con unas guitarras cortantes, inmediatamente después topamos con “This is what
become of the brokenhearted”, marcada por un inofensivo piano. “Unfamiliar
voices” es una balada acústica con poco que aportar, pero a cambio “Waves of
fear” es un buen broche final. Probablemente su segundo mejor disco como
conjunto, pero lejano a esa joya del pop británico de principios de siglo que
es “A certain trigger”.
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