miércoles, 14 de marzo de 2012

M83 @ Sala Razzmataz (09.03.2012) by Lluís Bosch


El concierto de M83 en Barcelona, había generado mucha expectativa y curiosidad a un servidor por varias razones. Antes que nada por el obligado cambio de sala debido a la velocidad con la que se habían agotado las localidades, pasando de la sala Bikini de Barcelona a la sala Razzmatazz. Tengo que admitir que este hecho me provocó cierto temor y recelo hacia la calidad del sonido que desplegaría la banda, y esto debido a que, para quien subscribe esta crítica, no hay punto de comparación entre el sonido de una y otra sala, mil veces mucho más cálido e inteligible el de la primera (Bikini) que no el de la segunda. Segundo, curiosidad por ver como defenderían su último disco, súper producido, excelentemente (hay que admitirlo) pero repleto de pequeños detalles que resultan muy difíciles de reproducir en directo. Y tercero, ver si eran un grupo de un par de singles (especial mención a 'Midnight City') cómo tantos otros (rápidamente me vienen a la cabeza bandas como por ejemplo: MGMT, pobres, siempre que puedo aprovecho para darles palos....). Dicho así parecía que M83 tenía que pasar un examen bastante riguroso con un examinador súper exigente. Primer error mío, un concierto no se tiene que ir a ver con ganas de buscar defectos porque esto hace que no se disfrute como lo que ha de ser y en realidad es: un concierto de música. Rápidamente, la banda dirigida por el francés Anthony Gonzales se encargó de dejármelo claro, haciéndome olvidar los recelos y miedos iniciales.

Un día antes había leído un par de entrevistas hechas al líder del grupo en las que se mostraba fan de Depeche Mode a los cuales había teloneado en el pasado. También comentaba que había descubierto su amor para la música desde muy pequeño al ver por televisión un concierto de Jean Michel Jarre. Si tenemos en cuenta estos dos referentes ya nos podemos hacer una idea de que es lo que quiere, a que aspira y cómo será más o menos el show de M83. Decía un amigo mío al salir del concierto que si le pidieran que resumiera en una palabra el concierto que acababa de ver él usaría la palabra: grandilocuente. Al principio me dejó un poco sorprendido, más que nada porque uno no está acostumbrado a este tipo de palabras y porque tampoco acababa de tener demasiado claro qué significa la palabra en cuestión. Por lo tanto llego a casa y busco rápidamente en mi diccionario de cuando iba al colegio ( no diremos la marca por aquello de hacer publicidad gratuita) qué significa la palabrita. Cito textualmente lo que dice el diccionario: “Actuación ostentosa con el único objetivo de impresionar a la gente, actuación que además incluye gran cantidad de exageración. En esencia uno actúa con grandilocuencia cuando muestra un gran espectáculo a menudo en detrimento del mensaje que se está tratando de transmitir”.Pues bien podemos decir que sí que la palabra le encaja muy bien al show que presenciamos el viernes por la noche, pero esto no tiene, al menos para mí, ningún tipo de connotación negativa, más bien al contrario porque si lo que quiere conseguir el grupo es llegar a tocar en grandes estadios (como sus dos referentes) va por buen camino.

Bien, pasamos a relatar lo que un servidor vivió durante las dos horas que duró mi excursión a Razz desde mi llegada a la sala hasta mi salida (el concierto en sí duró hora y cuarto). Llego muy justo de tiempo, cosas del trabajo. Tenía la intención de ver al grupo que abría el espectáculo, Porcelain Raft de los cuales sólo había hecho que leer buenas críticas, sobre todo a partir de su último álbum publicado hacía muy poco, Strange Weekend (20/02/2012), a pesar de que si tengo que ser sincero todavía no he podido escucharlo atentamente. La apertura de puertas de la sala estaba programada a las 20:30 y yo me presentaba al lugar a las 21:15. Además encima de mi retraso había una cola enorme que daba la vuelta hasta la esquina y por lo tanto no accedí al interior de la sala hasta más o menos las 21:40. Resultado de todo esto: la pérdida de la oportunidad de ver el primer grupo y dificultad para encontrar un buen lugar dentro del recinto para ver y escuchar sin problemas el grupo principal de la noche.

Una vez encontrado un lugar razonablemente bien posicionado, el espectáculo empezó, y como no,
lo hizo con ‘Intro’, la primera de su último disco, sin Zola Jesus pero muy bien defendida la voz femenina por la teclista Morgan Kibby. Desde el principio el grupo ya dejó muy claro qué dirección tendría todo su show, volumen al máximo del permitido, más o menos rozando eso que en acústica y en castellano se denomina “Umbral del Dolor”, creando un muro de sonido en el cual quizás no eran inteligibles cada uno de los instrumentos (dejando de lado el sonido del bombo y la caja claramente reconocibles gracias al batería Loïc Maurin, del cual podemos calificarlo de todo menos de sutil, más que tocar la batería la maltrataba a golpes.....) pero que en conjunto conseguía lo que el grupo se proponía: dejarnos ensordecidos y a la vez introducirnos en una atmósfera pesada casi industrial pero también muy efectiva e incluso muy bailable, que hacía que la etiqueta de banda tecnopop ambiental que tenía el grupo antes de salir al escenario cayera y se perdiera para no volver a definirlos ya nunca más.

Tengo que hacer especial mención a la energía y ganas con la que todos los componentes del grupo atacaron el show, el bajista no paró de bailar en ningún tema (incluso en aquellos temas más tranquilos como por ejemplo 'Wait', el cual el público no quiso o no supo entender).

Cómo iba diciendo pues, el grupo pronto ya nos dejó claro que es lo qué quería, y el público lo cogió rapidísimo y encantado. Y así fueron cayendo todos los hits de su último trabajo desde 'Reunion' (me impresionó bastante la manera como la gente la cantó), pasando por 'Steve Mcqueen' hasta la apoteósica y esperadísima por la mayoría de público 'Midnight City'. Aunque también sonaron buenas canciones de sus otros álbums a pesar de que readaptadas al nuevo show y a aquello que querían transmitir, como por ejemplo 'Teen Angst' del más que recomendable Before Dawn Heal, muy demoledora en directo y la 'Graveyard Girl' del Saturdays=Youth, barnizadas con una gruesa capa de sonido industrial y una fuerza y energía que hacía que quedaran casi irreconocibles. Si en algún momento habíamos pensado que habría algún instante de paz y tranquilidad donde las atmósferas más pop imperaran, a partir de aquí nos dimos cuenta que esto no pasaría y que el grupo no quería hacer prisioneros sino que quería aniquilarnos a todos utilizando como únicas armas el bombo y la agresividad desmesurada que desprendía el muro de sonido y distorsión que los sintetizadores desprendían.

La muestra más clara de esto fue la parte final del concierto donde por fin sonó lo que toda la sala estaba esperando ‘Midnight City’, hit del año que en directo quizás decepcionó un poco porque no acabó de sonar tan impresionante como me la habría imaginado, a pesar de que la salida a escena del saxofonista a media canción con su solo acabó de volver locos a todos los que todavía no se habían atrevido a bailar, y por un momento me dio la sensación de estar escuchando la banda sonora de alguna de los series de los 80 tipo Mágnum, pero bien esto ya es muy subjetivo.... Después y ya para acabar tocaron 'Coleurs' de Saturdays=Youth, que todavía sonó más potente y más pensada para la pista de baile, si cabe, que cualquiera de las que habían sonado hasta entonces.

La intención de la banda de convertir el concierto en una gran pista de baile funcionó a medias porque si bien es verdad que mucha gente bailaba desenfrenadamente mucha otra quedó un poco decepcionada por la sorpresa o bien porque pensaba encontrarse con otro tipo de concierto más detallista donde las canciones tuvieran un aire más pop. También me encontré con gente que se esperaba quizás un show todavía más dirigido al baile. Supongo que por este motivo hubo disparidad de opiniones al salir. Mi opinión es que la banda realizó un espectáculo muy muy preparado y trabajado de principio a fin donde no dejó nada a la improvisación. Por lo tanto, nota final un notable alto que no llega a excelente porque servidor ha visto muchos conciertos y es difícil poner la nota máxima. Y es que cuantas más bandas has visto más crítico te vuelves.

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